Con el objetivo de monitoreo atmosférico y ambiental, SIMEPAR decidió invertir en tecnologías pilotadas remotamente, iniciando en 2008 su primer proyecto de desarrollo en colaboración con la carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad Federal de Paraná.
Un avión modelo Piper se transformó en un avión pilotado de forma remota integrando un piloto automático Micropilot de fabricación canadiense y una cámara digital de alta resolución.
Con costos mucho más bajos que los que utilizan aviones tripulados convencionales, la tecnología ganó espacio y pronto surgieron nuevos proyectos. El investigador José Eduardo Gonçalves, responsable del área de proyectos de la empresa, ahora necesitaba configurar una solución para un proyecto en colaboración con Petrobrás para el monitoreo ambiental de franjas de oleoductos.
La función de la aplicación requería transmisión de imágenes a larga distancia debido a la longitud de los conductos. El equipo de proyecto de la compañía configuró un avión tipo planeador, utilizando tecnología de navegación y estabilización de vuelo Micropilot, ampliamente probada en otros proyectos, y un sistema de transmisión de video.
En busca de mejorar el proyecto, se contactó al equipo de UVSBR para evaluar el desempeño del sistema y proponer soluciones que cumplieran con las especificaciones del proyecto. El trabajo resultó en mejoras en el sistema de transmisión de video, con mayor resolución de imagen, mayor alcance y estabilidad del enlace de radio a un costo menor que las soluciones implementadas originalmente. La consultora también propuso la evaluación de tecnologías alternativas para la navegación de aeronaves y estabilización de vuelos, con impactos directos en los costos de equipos, lo que resultó en la validación de tecnologías de código abierto extremadamente más económicas y con resultados similares a los obtenidos por tecnología propia.